HISTORIA
La Historia del Club
Los primeros años
"En la ciudad de Ponferrada a 7 de junio de 1922..." Así arranca de forma oficial, sobre el papel, la historia de la SD Ponferradina. Con caligrafía elegante, los pioneros fijaron en un acta la partida del nacimiento del club en aquella ciudad que saboreaba su incipiente desarrollo industrial y se abría a un deporte que iba calando poco a poco entre su gente.
Rogelio López Boto ejerció como primer presidente del club, que desde el primer día fijó sus señas de identidad. Las rayas blancas y azules presidían la equipación y el castillo de los Templarios era el emblema que presidía el escudo. Poco más de un año después llegó otro referente histórico, el campo de Santa Marta, inaugurado el 8 de septiembre de 1923, con toda la solemnidad del día de La Encina.
Ya en los primeros años se fue fraguando el carácter de un club humilde, pero entusiasta. Pronto aprendió a plantar cara a las dificultades y a construir su trayectoria a fuerza de no rendirse ni siquiera en los peores momentos. En esas épocas de zozobra siempre surgieron entusiastas dispuestos a arrimar el hombro para sostener al club. Algunas figuras tan emblemáticas como el histórico presidente Fernando Miranda
Llegaron éxitos deportivos, como el campeonato regional conquistado en 1935, pero también tiempos amargos. La guerra civil marcó un cruel punto y aparte, pero la llama del fútbol en blanco y azul siguió viva.
Tiempos de dificultades, Tiempos de ilusiones
El fútbol fue conviviendo con los años difíciles. Fiel a ese carácter que se labró desde sus inicios, la Deportiva siguió plantando cara a los problemas y no renunció a pelear por sus sueños. A su alrededor creció una afición entusiasta, pendiente de vibrar en Santa Marta y de conocer cuanto antes los resultados a domicilio con las comunicaciones de entonces.
El equipo se instaló en una Tercera División plagada de rivales potentes. Poco a poco, el equipo empezó a demostrar que aquella Ponferrada bulliciosa, aquél Bierzo fértil, querían seguir creciendo con su Deportiva. Así, llegó la hora de intentar el asalto a la Segunda División.
Aquella ilusión dejó un puñado de decepciones, pero también alimentó la imagen de un club decidido a no rendirse ante los reveses. En 1954 llegó la primera promoción de ascenso a Segunda. En 1958 la Ponferradina consiguió su primer título oficial, como campeona de Tercera División, pero la entusiasta celebración dio paso a la decepción por no lograr el salto de categoría. Una inolvidable eliminatoria ante el Baracaldo, que requirió de tres partidos, cerró el paso a un equipo que, obviamente, siguió luchando.
Fabril SD, CD Eldense o UP Langreo se cruzaron también en el camino de una Ponferradina que no pudo dar el paso adelante que buscaba. Las dificultades volvieron a tomar el mando. En lo deportivo, el club sufrió el descenso en 1974. En lo institucional, acecharon los problemas económicos. En 1975 se produjo la venta del campo de Santa Marta. Fuentesnuevas se convirtió en el nuevo escenario de unos sueños blanquiazules que, por entonces, parecían inalcanzables.
Luchando por crecer, luchando por la supervivencia
La Deportiva despidió los años 70 ya de regreso a Tercera. Y afrontó la nueva década con ilusiones renovadas, luchando por crecer y alcanzar un ascenso que se venía resistiendo durante años. Para empezar hubo que lamentar otras decepciones con nombre propio. El SD Erandio en Fuentesnuevas y el RCD Mallorca B con una cruel tanda de penaltis a domicilio frustraron el reto de la Ponferradina.
Pero en este caso el disgusto era sólo la antesala de un momento feliz. En 1986, por fin, llegó el salto de categoría. Con una plantilla plenamente berciana, que se instaló en la memoria de toda una generación de aficionados, el equipo se plantó en Segunda B plasmando en el campo los valores de una tierra que quería disfrutar al máximo de la oportunidad.
Esta vez, la Deportiva no tuvo que afrontar el calvario de una eliminatoria de ascenso. Se proclamo campeona de Tercera División con Arlindo Cuesta como técnico y Delfrido Pérez Vales como presidente e irrumpió en Segunda B con una combinación perfecta de humildad y ambición. En su primera temporada prolongó la magia y acabó en una meritoria cuarta plaza. La magia de Fuentesnuevas se prolongó durante años. En la Liga, pero también en la Copa, competición que permitió la visita de rivales ilustres como el Real Zaragoza o el Sevilla FC de Maradona, aunque la leyenda argentina sólo jugó el partido de vuelta en el Sánchez Pizjuán.
El regreso a Tercera, en 1994, fue traumático. El golpe deportivo se sumó al económico. Pero, de nuevo, surgió el carácter irredento de la Deportiva. Una junta gestora presidida por Martín Pérez lideró el milagro que salvó al equipo de una desaparición que parecía inevitable. La imagen de miles de botellas de vino dibujando el nombre de la Ponferradina en la avenida de España -una de las iniciativas que se impulsaron para recaudar fondos- refleja el espíritu que se activó para mantener con vida al club.
El resurgir resultó difícil. El episodio negro del intento de compra de un partido al Ribert marcó otro momento especialmente duro para la entidad. Pero la Deportiva también supo reponerse. Otra generación de jugadores bercianos guió al equipo hacia el regreso a Segunda B. El primer intento falló en otra tarde cruel en Fuentesnuevas, con el SD Compostela B como verdugo, pero el segundo trajo el éxito. De nuevo con Delfrido Pérez Vales como presidente y con Jesús Tartilán en el banquillo, los blanquiazules redondearon una gran temporada sellando el ascenso ante el Real Titánico. Era 1998. Estaba cerca de empezar la edad dorada del club.
El sueño cumplido
Con el regreso a Segunda B, la Deportiva inició una etapa de imparable crecimiento. José Fernández Nieto asumió la presidencia, el equipo se trasladó a El Toralín y, paso a paso, la Ponferradina fue consolidándose en la categoría hasta volver a soñar con el ascenso a la Segunda División.
En 2005 lo intentó tras lograr su primer título de campeón de la categoría de bronce, pero lo impidió el RDS Alcalá. En 2006 llegó la gloria. El legendario gol de Fran en Alicante catapultó al equipo que entrenaba Pichi Lucas a Segunda División A y desató en el Bierzo la mayor celebración de su historia.
La primera etapa en la Liga de Fútbol Profesional duró una temporada, pero el equipo no se rindió. Perseveró en busca de un nuevo ascenso y lo logró de nuevo en 2010 tras una eterna tanda de penaltis ante el UE Sant Andreu, con José Carlos Granero como entrenador.
Aún fue necesario un tercer ascenso para lograr la consolidación. Fue en Tenerife en 2012 para culminar una temporada en la que el equipo dirigido por Claudio Barragán vivió otro hito histórico al enfrentarse en la Copa del Rey al Real Madrid.
Esta nueva etapa en LaLiga se extendió a lo largo de temporadas, en el que, por dos veces, el equipo se quedó a un solo gol de clasificarse para el 'playoff' de ascenso a Primera División. El ciclo terminó con el descenso en 2014 y un duro camino por Segunda B que terminó en la campaña 18/19 con el cuarto ascenso a Segunda A de la historia, culminado en una impecable fase de ascenso que se decidió superando en el duelo final al Hércules CF, con Jon Pérez Bolo como técnico.
Desde entonces, el club viene formando parte de LaLiga y está combinando su apuesta deportiva con una constante modernización en todos los ámbitos. Con José Fernández Nieto al frente del proyecto blanquiazul, la Deportiva ha continuado creciendo y ha tenido la ocasión de celebrar de la mejor manera posible su centenario, que se cumplió el 7 de junio de 2022. La amplia reforma del estadio de El Toralín, recién acometida, se ha unido a los grandes hitos del club a lo largo de sus cien años de historia.